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¿Es incorrecto que trabajen las esposas?

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             El asunto de las esposas trabajando es uno que ella y su esposo deben entender desde una perspectiva bíblica y después permitir que el Espíritu Santo los guíe en su situación específica.

Tito 2:4-5 enseña a las mujeres que sean prudentes (es decir, a conocer sus prioridades). ¿Cuáles son las prioridades que una mujer casada debe tener? Su primera prioridad debe ser cumplir las necesidades de su familia. Versículo 4 dice que deben amar a sus esposos y a sus hijos.

A ser “amantes de sus maridos” y “amantes de sus hijos” (así literalmente lee el griego), versículo 5 dice que las mujeres deben ser “hacendosas en el hogar”. Esa frase es una palabra en el griego (oikourgos) y significa “trabajadoras de casa” o “trabajadoras en su hogar”. Primera Timoteo 5:14 enfatiza el mismo punto al decir que las esposas “cuiden su casa”. Esta frase en el griego (oikodespoteo) significa “mantener la casa”. La primera prioridad de la esposa, entonces, es de cuidar su hogar. Ella muestra su amor por su esposo y sus hijos al hacer el hogar un refugio de paz y descanso para la familia, amigos, y extraños.

La segunda prioridad de la esposa se encuentra en 1 Timoteo 2:15, el cual enseña que ella encontrará gran utilidad en dar a luz hijos. La palabra griega para dar a luz hijos (teknogoniaI) significa no solamente el dar a luz pero también incluye la idea de criarlos. Ese versículo también enseña que el inculcar valores en los hijos es parte del papel de la madre. Deuteronomio 6:6-7, Proverbios 1:8 y 6:20 nos dice que los hijos deben ser enseñados en los principios de la Escritura (empezando con la verdad del evangelio). Las madres toman una parte crucial en ese proceso.

La tercera prioridad de la mujer se encuentra en la descripción de la mujer que produce encontrada en Proverbios 31:10-21. Versículo 21 dice que ella se envuelve en ministrar a las necesidades del pobre y los desfavorecidos. Como creyente, una esposa cristiana tiene el privilegio y la responsabilidad de servir a otros. Un área primaria en que esto opera, es en la iglesia, conforme ella emplea sus dones en el cuerpo de Cristo.

Una esposa quien cumple esas tres prioridades probablemente será una persona muy ocupada. Si tiene tiempo, ella será libre de emprender creativas actividades fuera del hogar. Por supuesto, las mujeres quienes son libres de hacer eso son las mujeres solteras y mujeres casadas sin hijos. Pero aun esas mujeres, deben estar seguras que están cumpliendo sus responsabilidades en su hogar antes de dejarlas por el trabajo.


Jhon MacArthur.

¿Es Incorrecto Que Los Cristianos Jueguen La Lotería?

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Personalmente, no puedo decir que jugar juegos de azar legítimamente sea expresión de buena administración de lo que Dios me ha dado.

No hay un versículo en la Biblia que explícitamente dice, “No jugaras la lotería”. (Siempre hay alguien que dice [refiriéndose a Hechos 1], “Pues, hasta los discípulos echaron suertes”. Sí. Esa era una forma en que ellos tenían que determinar la voluntad de Dios porque Dios hablaba por ese medio – eso es un poco diferente.)

Pero no creo que la Biblia justifique el jugar juegos de azar (incluyendo la lotería) como buena administración. También siento que en un nivel social la lotería es un desastre y te diré porque. Las personas que compran boletos son personas que menos pueden disponer de su dinero para comprarlos. Una persona que ya es pobre es la que consume esas cosas. Estas personas son las que tienen que aprender cómo trabajar productivamente y no esperar contra la esperanza. Es otra expresión de la frase “Aquellos que pudieran ser ricos caen en muchas trampas y pasiones dolorosas”.

John MacArthur

¿Cuál Es Su Punto de Vista Sobre El Divorcio Y El Nuevo Matrimonio?

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En Mateo 19, Jesús dice que Dios ordenó la institución del matrimonio, y ha declarado que en todo matrimonio, el esposo y la esposa serán uno por toda la vida. El divorcio destruye matrimonios y también rompe una unión que Dios mismo estableció (Marcos 10:9). “Yo detesto el divorcio”, dice el Señor (Mal. 2:16).

La enseñanza de Cristo sobre el divorcio es clara. Él restringió el divorcio bajo muchas circunstancias, y prohibió casarse de nuevo a los que se divorciaron sobre motivos inadecuados, llamando al nuevo matrimonio adulterio: “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio” (Mateo 5:32). La palabra “infidelidad” en este versículo es la palabra porneia en griego, “fornicación” – que incluye todas las variedades de inmoralidad sexual.

El Antiguo Testamento contiene pocas provisiones para que las personas divorciadas puedan casarse de nuevo (Lev. 21:11, 14; Deut. 24:1-4). Los Rabis, habían tomado las leyes y las ampliaron para poder permitir el divorcio dado a cualquier razón. Bajo las leyes rabínicas, si un esposo se disgustaba con su esposa en cualquier forma, le daba el derecho a divorciarla. Jesús dijo que esta nunca fue el propósito de la ley de Moisés. De hecho, la razón por la que Jesús enseño sobre el divorcio fue específicamente para refutar las formas de los Rabís. Además, Él estuvo rígidamente opuesto al divorcio, que cuando terminó de enseñar, ¡sus discípulos concluyeron que sería mejor no casarse (Mateo 19:10)!

Entonces, vemos claramente en la Escritura el gran odio que le tiene Dios al divorcio.
No obstante, hay dos casos extraordinarios que la Escritura enseña en las cuales Dios sí permite que se pueden casar las personas divorciadas.


Primero, note que Jesús mismo incluyó esta excepción: “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera” (Mat. 19:9, énfasis agregado). Él permite una excepción solo en ese caso, solo “por la dureza de vuestro corazón” (Mat. 19:8). Es claro, Jesús trata el divorcio como el último recurso, solo para ser usado en caso del adulterio.

El apóstol Pablo permitió otra razón para el divorcio: si un cónyuge inconverso abandona al creyente, el creyente no está bajo ninguna obligación (1 Co. 7:14). Esto dejaría libre al cónyuge abandonado para casarse de nuevo.

John MacArthur

¿Irán automáticamente al cielo los bebés, y otros que han sido incapaces de profesar fe en Cristo?

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La gente se pregunta muy seguido sobre el destino de los niños por nacer, los bebes, y aquellos que no son capaces de intelectualmente comprender el evangelio. Esa pregunta es difícil. Desafortunadamente, la Biblia no nos ofrece una respuesta explicita. Sin embargo, podemos desarrollar una buena idea de cómo Él trabaja en estas situaciones basado en varios pasajes, y también al tener un entendimiento del carácter de Dios y sus tratos con los hombres.

Segunda de Samuel 12:23 es uno de los pasajes más citado para implicar que los bebes van al cielo. Aunque el versículo no lo dice explícitamente, David claramente esperaba un día reunirse con su hijo fallecido. Como sabemos, David era un creyente que claramente esperaba reunirse algún día con el hijo que había partido. Podemos inferir que su esperanza de reunirse, quiere decir que esperaba que su hijo estuviera en el cielo. Así, 2 Samuel 12:23 sugiere como buena evidencia un destino celestial para un niño por nacer y los niños que fallecen de una temprana edad.

Si esto fuera lo único que tuviéramos para apoyar nuestra posición, no estaríamos firmes. Sin embargo, hay otras evidencias que nos apuntan a esta misma conclusión. Primeramente, la Biblia claramente enseña que Dios cuida mucho a sus hijos. Pasajes como Mateo 18:1-6 y 19:13-15 afirman el amor del Señor para con ellos. Esos versículos no dicen nada de niños yendo al cielo, pero sí muestran el corazón de Dios para con los niños. Él los creo y cuida de ellos, y más que eso, Él siempre logra su perfecta voluntad en cada circunstancia.

El salmista nos recuerda que Dios es “misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad” (Sal. 86:15). Él es el Dios que vino en carne para llevar nuestros pecados por su muerte en la cruz (2 Cor. 5:21). Él es el Dios que consolará a todo cristiano en el cielo, pues “Él enjugará toda lágrima de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor” (Apo. 21:4). Podemos estar seguros que Dios hará lo que es correcto y amoroso porque Él es el estándar de la justicia y el amor. Solamente con esas consideraciones tenemos suficiente evidencia del amor particular de Dios mostrado a los niños por nacer y los que mueren a una pronta edad.

Sin embargo, hay otro punto que pudiera ayudar en contestar esta pregunta. Mientras los infantes y niños no tienen un sentido de su pecado personal ni de la necesidad de la salvación de sus almas ni han puesto su fe en Cristo, las Escrituras enseñan que la condenación es basada en el claro rechazo de la revelación de Dios – general o especifica – no de una simple ignorancia (Luc. 10:16; Juan 12:48; 1 Tes. 4:8).

¿Podemos decir con seguridad que los niños han comprendido la verdad mostrada por la revelación general de Dios y que “no tienen excusa” (Ro. 1:18-20)? Ellos serán juzgados de acuerdo a la luz que recibieron. La Escritura es clara en decir que niños y aquellos por nacer engendran el pecado original – incluyendo la propensión a pecar como la inherente culpabilidad del pecado original. ¿Pero puede ser que la expiación de Cristo de alguna manera sí pago por la culpa de estos niños desamparados? Sí, y por lo tanto es una asunción creíble, que un niño que muere a temprana edad no pudo haber hecho una decisión consciente y voluntaria para rechazar a Jesucristo, y será llevado a estar con el Señor.

John MacArthur.

¿Qué dice la Biblia sobre la astrología?

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    Una vez mi esposa y yo paramos a comprar comida en el camino a casa. Al entrar a este lugar pequeño, sobre la caja registradora había un letrero que decía, “Los horóscopos de junio están aquí”. Y pensé, “Los horóscopos de junio, así como todos los demás, definitivamente ya se han ido”. Pero el letrero decía, “Los horóscopos de junio están aquí”, y me dije, “¿Pues, donde los consigo?” Volteé y vi un dispensador en la pared en donde pones una moneda y te da tu horóscopo. Esa es la manera más impersonal que yo he visto: ingresa tu moneda y te dirán tu destino.

¿Y qué de estas cartas astrológicas? ¿Qué dice la Biblia sobre ellos? Deje le menciono algunas escrituras que nos ayudan. Deuteronomio 17:2-5: “Cuando se hallare en medio de ti” – y esta es parte de la instrucción de Dios hacia Israel – “Cuando se hallare en medio de ti, en alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da, hombre o mujer que haya hecho mal ante los ojos de Jehová tu Dios traspasando su pacto, que hubiere ido y servido a dioses ajenos, y se hubiere inclinado a ellos, ya sea al sol, o a la luna, o a todo el ejército del cielo”, – esas son las estrellas – “lo cual yo he prohibido; y te fuere dado aviso, y después que oyeres y hubieres indagado bien, la cosa pareciere de verdad cierta, que tal abominación ha sido hecha en Israel; entonces sacarás a tus puertas al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta mala cosa, sea hombre o mujer, y los apedrearás, y así morirán”.

Si Carrol Righter hubiera estado vivo en los días de Israel, lo hubieran apedreado hasta la muerte. Así es de fuerte la Palabra de Dios en contra de cualquier cosa conectada con la adoración o la búsqueda de conocer la revelación de una mente divina a través del sol, la luna, o las estrellas del cielo. Era una ofensa que constituía una abominación a Dios, y me apresuro a agregar que cualquier cosa que era una abominación a Dios sigue siendo una abominación a Dios, porque cualquier cosa que era de abominación a Su carácter es aún abominación a Su carácter porque Su carácter no ha cambiado en nada.

Entonces esa es una palabra muy, muy clara. Yo agregaría a eso, Isaías 47:12-14 – y aquí él particularmente está juzgando a los babilonios quienes estaban bien involucrados en eso: “Estate ahora en tus encantamientos y en la multitud de tus hechizos, en los cuales te fatigaste desde tu juventud; quizá podrás mejorarte, quizá te fortalecerás. Te has fatigado en tus muchos consejos. Comparezcan ahora y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti” – esos son los horóscopos de junio – “He aquí que serán como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten”. Serán tan consumados, ni estarán ardiendo es lo que está diciendo. Ni serán como carbón que calienta un poco, se consumirán tan rápido en el humo. Esa es la actitud de Dios hacia la astrología, el estudio de las estrellas, y los pronósticos mensuales.

Ahora, eso es bastante claro. Ningún cristiano tiene porque, en ningún sentido, bajo ninguna circunstancia, involucrarse en esas cosas. Eso simplemente abre tu mente a sugerencias demoníacas. Si escuchas esa sugerencia, no es que el horóscopo te dirá lo que quieres escuchar; simplemente te dirá lo que tú quieres que diga. Las personas que lo creen empiezan a dirigir su vida alrededor de eso, y literalmente, se transforman en su horóscopo.

Hay otros en Hechos 7 en donde se menciona “el tabernáculo de Moloc” y “la estrella del dios Renfan”. Esta es la adoración de Saturno y está, de nuevo, mencionando la adoración de las estrellas.

Entonces, esto era algo completamente y totalmente prohibido en la Palabra de Dios, y la razón es porque las estrellas no te pueden predecir el futuro, no te pueden decir tu presente – no hay manera. Esa no es la revelación de Dios mismo envuelto en decir la verdad; eso es solamente una manera demoníaca para cautivar la fantasía de las personas para que los demonios puedan persuadirlos hacia una clase de comportamiento. En Daniel 1, dice, “En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino” (v.20).

¡Cuando él consultó a las personas de Dios, encontró que eran diez veces mejor! Y eso es una subestimación.

Versículo 2 habla más sobre los magos, los encantadores, los hechiceros y dice que son inadecuados, estaban en error, eran desamparados, sin esperanza. En Daniel 2:27, habla de los sabios, encantadores, y magos otra vez.

Entonces, ningún cristiano debe tener algo que ver con ellos en cualquier tiempo, para nada. Ni juegues con esas cosas – solamente abrirás las puertas para que Satanás te influya.

John MacArthur

¿Pudo Haber Sido Salva La Persona Que Ha Cometido Suicidio?

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El suicidio es un pecado grave equivalente a la muerte (Éxodo 20:13; 21:23), pero puede ser perdonado como cualquier otro pecado. Y la Escritura dice claramente que aquellos que han sido redimidos por Dios han sido perdonados por todos sus pecados – pasados, presentes y futuros (Colosenses 2:13-14). Pablo dice en Romanos 8:38-39 que nada nos puede separar del amor de Dios en Cristo Jesús.

Entonces si un verdadero cristiano cometería suicidio en un tiempo de debilidad, él será recibido en el cielo (Judas 24). Pero debemos cuestionar la fe de aquellos quienes toman su vida o que lo estén considerando seriamente – puede ser que ellos nunca fueron salvos verdaderamente.

Eso es porque los hijos de Dios son definidos repetidamente en la Escritura como aquellos que tienen esperanza (Hechos 24:15; Romanos 5:2-5, 8:24; 2 Corintios 1:10, etc.) y propósito en la vida (Lucas 9:23-25; Romanos 8:28; Colosenses 1:29). Y aquellos que piensan en cometer suicidio lo hacen porque no tienen esperanza ni propósito en sus vidas.

Además, uno que repetidamente considera el suicidio está practicando pecado en su corazón (Proverbios 23:7), y 1 Juan 3:9 dice que “la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”. Y finalmente, el suicidio es a menudo la última evidencia de un corazón que rechaza la soberanía de Jesucristo, porque es un acto en donde el pecador está completamente tomando su vida en sus propias manos en vez de someterse a la voluntad de Dios para ella. Ciertamente muchos aquellos que se han quitado la vida oirán esas horrendas palabras del Señor Jesús en el juicio – “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:23).

Entonces aunque fuera posible que un verdadero cristiano cometa suicidio, creemos que es una ocurrencia inusual. Alguien que esté considerando suicidarse debe ser animado a examinarse asimismo para determinar si verdaderamente está en la fe (2 Corintios 13:5).

John MacArthur.

¿Pagaremos los pecados de nuestros abuelos?

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En la Biblia si se menciona el caso de “maldiciones generacionales” y en varios lugares, por ejemplo, Éxodo 20:5 (yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen –véase también Éxodo 34;7; Números 14:18 y Deuteronomio 5:9). Clarificamos que Dios declara que los efectos del pecado son sufridos una generación tras la otra. Cuando un padre vive una vida disoluta, los hijos sufrirán las consecuencias, y hasta podrían imitar y repetir los pecados de sus padres. Hasta ahí solo se puede llevar esa noción de que los hijos sufren las maldiciones de los padres. A su vez podemos entender que porque todos están pecando y repitiendo los mismos pecados, Dios es justo en castigarlos generación tras generación. Pero leamos lo que Dios nos declara en Deuteronomio 24:16: “Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado”. Dios no castiga a los hijos por los pecados de los padres, dice claramente. ¡Nos castiga por los nuestros! Veamos otro texto, Ezequiel 18:20: El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él (véase también Jeremías 31:29-31). Cada uno tiene que pagar por sus propios pecados. Nadie paga por los pecados de otros. Está la tendencia (y muy equivocada enseñanza en muchas iglesias) de culpar todo pecado y problema que tenemos a un tipo de maldición generacional, es decir, “Yo no tendría este problema excepto que era el problema de mi abuelo, y ahora yo lo estoy pagando”. ¡Mentira! Mi tendencia a fumar no viene porque mi padre fumaba; ni mi tendencia al adulterio viene porque mi padre era un adúltero; ni mi tendencia a la ira viene porque mi abuelo tenía ese problema. No, no, no. La Biblia nos indica que el problema del pecado es innato, mucho más profundo que ese: (Jeremías 17:9: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?). El problema no está en el pecado de mis padres, sino el pecado propio, mío. Yo soy trasgresor y potencialmente no hay pecado que yo como persona no pueda cometer. Por eso nos dice Efesios 2:1-3: Y él (Cristo) os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,  en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. La cura para todo pecado no está en culpar a nuestros ancestros, sino en reconocer lo que Cristo ha hecho para redimirnos de la culpa de todo pecado: 2 Corintios 5:17: “si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” A este texto podemos añadir a 1 Juan 1:9, y Romanos 12:1-2. No hay manera que yo pueda arrepentirme ni confesar los pecados de mis ancestros. Son los pecados míos y personales los que me destruyen. Pero gracias a Dios que el remedio está en lo que hizo Jesucristo en la cruz al morir en nuestro lugar y tomar el castigo que nosotros merecíamos.

Les Thompson.